No hace falta un título más largo, la navidad no necesita definición. Es una época entrañable para disfrutar con los nuestros, donde podemos reunirnos, respetar las tradiciones, pasar buenos ratos reunidos, donde se respiran a la par paz, amor, nostalgia… y donde tenemos que seguir conviviendo con nuestros vecinos.
Por lo general, en esta época todo se descontrola un poco. Hay más ruidos, más jaleo, viene y va más gente y, a veces, algunas normas se olvidan. Pero por suerte también aumenta la permisividad y tolerancia. De este modo se restaura el equilibrio y, salvo ocasiones extremas, los problemas no van a más.
Para ayudaros a mentalizaros y tener unas navidades zen y lejos de cabreos, os enumeramos lo que, probablemente, os espere en estas fiestas:
- Más ruido del habitual
Debemos asumirlo, el ruido es un pilar básico de estas fiestas. Por eso mismo, porque son fiestas. Reuniones familiares y con amigos que se alargan hasta las tantas, música, risas…
Todo es tolerable, pero hay cierto ruido contra el que existe un gran movimiento, el de la pirotecnia. Animan mucho las fiestas y gustan sobre todo a los más pequeños, pero también tenemos a otros miembros de la familia que lo sufren, nuestras mascotas. Intentemos ser más considerados con ellos y evitar los petardos, o, al menos, alejarnos de viviendas a la hora de hacerlos explotar.
- Decoración navideña por todas partes
¿Qué es una navidad sin decoración navideña? Hay comunidades que son moderadas, pero otras son sumamente exageradas y absolutamente todo brilla en la comunidad. Lo importante en este punto es el respeto en las creencias y tradiciones de los demás, y ello incluye no refunfuñar por los excesos decorativos y, obviamente, la prohibición total de retirar los elementos sin consultarlo con nadie o intentando molestar.
- Amabilidad extrema en los vecinos
Todos nos vemos embaucados por el espíritu de la navidad cuando vemos que se aproximan estas fechas. Así crecen las sonrisas en el ascensor, la ayuda con las bolsas de la compra y desaparecen esas miradas furtivas de odio que te echa el vecino de abajo por ir con tacones a primera hora de la mañana. Tranquilos, tras el 6 de enero la rutina se instaurará de nuevo y volverá todo a la normalidad.
- Fiestas callejeras
Si vivís en el centro de la ciudad o cerca de una zona habitual de marcha, ya sabéis a qué nos referimos. Todos los locales se abarrotan de gente deseando pasarlo bien, y esa fiesta empieza y termina en la calle. No será raro escuchar canciones a pleno pulmón, risas, algún llanto motivado por el alcohol, o lo que más tememos todos, alguna pelea.
Como siempre, una recomendación:
Olvidad al pitufo gruñón que hay dentro de vosotros, tened manga ancha y, sobre todo, DISFRUTAD. La navidad solo se celebra una vez al año y, aunque a veces se nos haga eterna, tenemos que aprovecharla al máximo. Reíd, compartid una copa y una conversación con algún vecino, comed (tenemos tiempo de sobra hasta el verano), celebrad, recordad a los que no están y vivid esta época única y especial siempre con una sonrisa.